Junio en Tiberíades: ahora sé que el verano es la época más agotadora para visitar esta región. Pero al menos la recompensa está a la altura de los esfuerzos realizados: una bonita iglesia de estilo neo-bizantino y unas vistas increíbles al mar de Galilea que se pierde hasta donde no alcanza la vista.
Las Bienaventuranzas, o las perfecciones evangélicas que le permiten al fiel alcanzar la vida eterna, aparecen reflejadas en las vidrieras, mientras que las siete virtudes teologales están representadas alrededor del altar. El interior de la iglesia del monte de las Bienaventuranzas es sobrio y luminoso al mismo tiempo, gracias al mármol y al oro de la cúpula.
Los yacimientos arqueológicos son lo más extraordinario de un viaje por Israel, y la región del lago Tiberíades no es una excepción a la regla. Seguí mi camino hacia abajo, lo más cerca posible de la orilla, donde unos investigadores empezaron unas excavaciones justo al lado de un monasterio ortodoxo.