¿Cómo una aldea de 204 habitantes puede tener una actividad tan intensa como Jardim do Mar? Es la pregunta que me hice al llegar.
Un amigo me había recomendado esta etapa durante mi viaje por la isla. Llegué un día de exposición en el Hotel Maktub, enseguida me sedujo la energía que se extiende por las calles de la pequeña ciudad. A la vuelta de cada calle o al acercarme a Ponta Jardim, una de las tres playas con las que cuenta la isla, tuve la impresión de que en Jardim do Mar todo es posible.
El ambiente un poco hippy de la ciudad, probablemente debido a la afluencia de los amantes de los deportes náuticos, me gustó mucho.
Aunque pequeña, la ciudad se visita en menos de 30 minutos, los hermosos paisajes de campos que se dejan caer sobre el océano Atlántico, el ambiente relajado y los diferentes eventos me dieron ganas de quedarme más tiempo en esta aldea.
La ciudad es también el punto de partida de la marcha Vereda do Jardim que la une con Prazeres. En 1,9 kilómetros de marcha muy fácil, podemos hacer el recorrido que hacían diariamente los habitantes de Jardim hasta los años 80 para alcanzar el lugar de aprovisionamiento.