Pasé una tarde en Malé durante mi última estancia en las Maldivas y resultó ser una auténtica sorpresa. Me gustan las capitales del mundo, así que la idea de ir a visitar la más pequeña de todas me atraía muchísimo.
Comencé mi paseo subiendo por la calle Violet Magu para perderme por el laberinto de callejuelas que recuerdan a las medinas de oriente. Una inmersión automática en la vida local. Continué en dirección a Sultan Park hasta la mezquita Hukuru Miskyi y el Museo Nacional. Majeedhee Magu Road es impresionante con sus grandes edificios y tiendas. Después del estadio nacional, el ambiente se torna más encantador con los edificios antiguos de piedras blancas y las avenidas enarboladas.
Me tomé mi desayuno en el paseo marítimo cerca de la playa artificial de Malé, un momento ideal para probar la gastronomía local. Y por supuesto, acabé con los pies en el agua para darme un chapuzón en esta curiosa playa con forma redondeada.