Para los viajeros extranjeros, Matrah es probablemente el barrio con más encanto de Mascate. Es también mi preferido. El casco antiguo nos da una idea de cómo era una ciudad omaní antes del boom económico que se experimentó con la explotación de recursos naturales. Esta ciudad blanca salpicada de cúpulas y minaretes frente al mar y en medio de las montañas ocres, es una imagen que quedará grabada en la memoria de los visitantes.
El zoco de Matrah es uno de los mejores lugares para comprar recuerdos de tu recorrido por Omán: desde incienso (que ha dado riquezas a Omán durante siglos), hasta pañuelos y pasando por cerámicas.
Un poco más lejos por la parte alta, el barrio donde reside el sultán también vale la pena, aunque sea sólo para ver su palacio, visitar los museos (como el museo franco-omaní) o sencillamente para impregnarse con la atmósfera apacible que reina por allí.