El Grand Bassin se denomina "El pequeño Mafate". Todo está dicho. Un pequeño pueblo enclavado en el corazón de las montañas, ofrece la más íntima tranquilidad, serenidad y autenticidad del Circo de Mafate.
Aconsejo:
La caminata que conduce al Grand Bassin es muy accesible, pero la subida es un poco larga. Tómate tu tiempo. Lo mejor es dormir en el pueblo y subir la mañana siguiente. Indispensable llevar equipo de senderismo (botas, agua, gorra, etc.)
Mi opinión
Me fui al Grand Bassin en el mes de agosto que resultó estar en plena estación de bibasses (nísperos), una fruta que me encanta y que suele estar bastante cara en los mercados... Al placer de caminar y conocer el lugar se añade el gusto de probar estas frutas cogiéndolas directamente de los árboles.
Volvamos a la excursión en sí. Para llegar al Grand Bassin, aparqué en el estacionamiento pagado y vigilado, ya que tenía pensado pasar la noche en el pueblo. No es obligatorio, pero así te quedas más tranquilo. A continuación comencé el descenso. Dejamos Bois Court, en las cercanías de Plaine des Cafres para llegar al final de un largo sendero zigzagueante al fondo de un barranco en donde se habían instalado los primeros habitantes que fundaron el pueblo. A lo largo del camino, a veces junto al mar y otras en la montaña, el pasiaje majestuoso del Grand Bassin se revela cortando el cielo azul. Es cierto que este pueblo, gracias a su emplazamiento encerrado, se beneficia de un clima muy particular y muy conveniente para la agricultura: abundan las huertas, y cada familia cría sus aves y conejos - por supuesto, para ellos es también una cuestión de subsistencia.
Actualmente, la ciudad de Grand Bassin se « especializa » en el turismo. Las familias que abren sus puertas a los excursionistas son cada vez más numerosas. Es sin duda el lugar de Reunión donde tuve la mejor acogida. El día siguiente, antes del ascenso, pasé por la cascada del Velo de la Novia, que tiene el mismo nombre que la que se encuentra en Salazie, y que se está situada justo en la curva del acantilado.
Para el ascenso, me tomé bastante tiempo para disfrutar del paisaje, sacando muchas fotos de las flores y frutas del camino, y sinceramente, cuando volví a mi coche y me encontré con la "civilización", sentí un poco de nostalgia por aquella aventura de otro tiempo. Un fin de semana alejado de los lugares convencionales.
