Me quedé totalmente asombrado cuando llegué a Rurrenabaque. Recorrí durante 22 horas caminos de tierra, atravesando 500 kilómetros de carreteras llenas de baches, pasé dando botes en el autobús 22 horas sofocado por el polvo para terminar pringado de fango. Vi de todo durante este trayecto desde La Paz: averías mecánicas, pinchazos, horas y horas bloqueados detrás de camiones atascados en el barro, fui devorado por los mosquitos, una carretera peligrosa que rozaba barrancos sin fondo... El vuelo desde La Paz sólo dura 40 minutos. Piénsatelo bien cuando estés preparando tu viaje por Bolivia.
Pero Rurrenabaque se lo merece, esta es una Bolivia diferente. Aquí hace un calor húmedo y agobiante. Te encuentras muy lejos del frío glacial de las noches del Salar de Uyuni. Y te recomiendo que vengas hasta aquí para verlo. No necesariamente por la ciudad misma, sino porque este es el lugar perfecto para salir a conocer la pampa o la selva. Date una vuelta por las numerosas agencias para saber cual de ellas se ajusta mejor a tus expectativas. Si tienes tiempo suficiente te recomiendo combinar 3 días en la pampa y 3 en la selva.
20 horas en autobús o 40 minutos en avión es el tiempo que hace falta para llegar hasta Rurrenabaque desde La Paz. Conociendo el estado de las carreteras, a veces bastante rudimentario, y cómo funcionan algunos autobuses en Bolivia, es fácil elegir. Pero bueno, los bolivianos tienen otro concepto de confort...
A 300 km de la capital boliviana, Rurrenabaque es una pequeña ciudad de 13.000 habitantes a orillas del río Beni. Principal punto de entrada al Parque Nacional Madidi, esta ciudad del departamento del Beni está rodeada por la selva tropical y la pampa. Se visita sobre todo para ver sus numerosos animales exóticos: periquitos, monos, aves, peces.. Sin embargo, la estrella del Beni es el boto, un delfín rosa típico de la Amazonia que vive en las aguas pantanosas del río Yacuma. Para verlo de cerca, nada mejor que una excursión en barco.
Si has planeado un largo viaje por Bolivia, te recomiendo el departamento del Beni, una región que a pesar de ser poco turística encierra unos tesoros naturales preciosos.