Hice noche en Chuvica a mi paso por el Salar de Uyuni y Nor Lípez.
Al llegar a Chuvica, los compañeros de habitación de nuestro albergue juvenil nos avisaron de que había muchos cortes de agua y de luz, y también de que nos olvidáramos de ducharnos con agua caliente. Nos lo tomamos con sentido del humor, porque Bolivia es precisamente eso: una naturaleza que campa a sus anchas, unos encuentros memorables y una renuncia al confort personal, es decir, ¡una aventura!
Con el tiempo, ya se me han olvidado el frío y las pequeñas molestias de mi viaje por Bolivia: recuerdo sobre todo el Salar de Uyuni, la Laguna Colorada, Aguas Calientes, el desierto de Siloli, la Laguna Honda, la Laguna Charcota, la Laguna Hedionda, la Laguna Cañapa, y todos aquellos paisajes grandiosos.