La religión en la vida cotidiana
Si bien obviamente no se da en el mismo grado que en el vecino Perú, vuestro viaje a Bolivia manifestará rápidamente la gran importancia que reviste a diario la religión en la vida de los bolivianos. En todas las plazas de todas las poblaciones del país encontraréis una catedral y numerosas iglesias. Esto se da de igual forma tanto en grandes ciudades como en los pueblos más recónditos. Si necesitáis rezar, no os costará en absoluto encontrar un lugar de culto. En la medida que os sea posible, sería interesante que las fechas de vuestra estancia aquí coincidan con cualquiera de las fiestas religiosas marcadas en el calendario. El fervor religioso de los locales es tan importante, que asistir a una de ellas es un espectáculo increíble. Después de la llegada de los misioneros españoles, se entiende a la perfección que el cristianismo sea mayoritario por encima de otras religiones en Bolivia.
Creencias y ritos ancestrales
A pesar del poder persuasivo de los misioneros, a los indígenas siempre les ha costado mucho ser exclusivamente cristianos. ¿Cómo creer en un dios que no puede contra la naturaleza y sus catástrofes? ¿Cómo sentirse impresionado por un Cristo herido y moribundo cuando ya se cree en las fuerzas sobrenaturales de Mama Pacha, del Sol o de la Luna?
Es lógico por tanto que en un país donde más de la mitad de la población es de origen quechua y aimara, aún hoy día se mantengan tan presentes las creencias y ritos mágicos ancestrales. Aunque sólo sea por curiosear, pero siempre por delante con el máximo respeto, daos un paseo por el Mercado de las brujas en La Paz. Algunos de los puestos son verdaderamente aterradores, y os contentaréis con mirar desde fuera pero sin atreveros jamás a entrar. Entre los muchos ingredientes para pociones mágicas que curarán cualquier mal o dolencia, hay hierbas, piedras, polvos y animales desecados. Fetos de llama que esperan para ser enterrados en los cimientos de todos los edificios en construcción.
Si visitáis cualquier mina en Potosí asistiréis igualmente a un rito único. Todos los viernes, los mineros presentan ofrendas a El Tío, la divinidad diabólica que vela por ellos. Se hacen ofrendas de alcohol, cigarrillos y hojas de coca, a veces para pedir algo, y otras para dar gracias.
Hete aquí, esta es la vida espiritual cotidiana de los bolivianos: entre la religión y las creencias ancestrales.
