Al igual que ocurre en el resto de Costa Rica, si quieres ir a Playa Grande, tendrás que reservar hoteles con bastante antelación, sobre todo en temporada alta (de diciembre a abril). Los alojamientos se reservan enseguida, las tarifas son elevadas y, como Playa Grande está situada en un parque nacional, tampoco podrás acampar allí.
No obstante, la visita merece la pena, pues la playa es espectacular y los atardeceres que ofrece son de ensueño. Su estatus de parque nacional hace que el lugar esté bastante bien conservado en comparación con, por ejemplo, Tamarindo: los manglares le dan un toque distinguido y, además, cuentan con algunas sombras saludables.
La playa, inmensa como un desierto, expone a sus visitantes a una fuerte radiación solar. Necesitarás un buen protector solar, agua y un sombrero.
El océano está lleno de olas, pero también podrás bañarte durante ratos largos si no te alejas mucho de la orilla.