Al llegar a la entrada del parque nacional marino Ballena, un guía te explica las normas del parque. La entrada cuesta seis dólares por persona. En seguida verás la laguna y el manglar. Se puede navegar en canoa río arriba hasta Uvita. Por el camino es posible que veas cocodrilos y tortugas.
El parque nacional marino Ballena es un espacio protegido debido a su fauna y flora. Por eso, nada de coches, bicis, ni nada que tenga motor; nada de encender fuegos, ni coger conchas, corales, ni animales salvajes y nada de alcohol, ni cuchillos. En cambio, sí que se puede acampar. Según el tiempo que haga, también se puede bucear con tubo o con botella de oxígeno.
Que no te falten el bañador, la toalla y un buen libro. Nada mejor para la hora de la siesta, que nos apetecía pasarla en la playa. Turistas habías pocos y ballenas, ninguna. Nosotros fuimos en febrero y para verlas tienes que ir en diciembre o en abril. En resumen, es un lugar paradisiaco, con sus palmeras y, como se suele decir en Costa Rica, «pura vida».