Aquí pudimos pasar tres días muy agradables. En nuestro programa de actividades estaba: farniente, beber cócteles de zumos de frutas y comer pescado fresco. Los amantes del surf, de la pesca y del buceo podrán colmar todos sus deseos en Dominical. Además, este lugar no se encuentra nada lejos del Parque Nacional de Marino Ballena.
La vida en Dominical se centra principalmente en las actividades costeras y en su playa, lugar donde se codean yoguis y surfistas. Una hilera de palmeras bordea la gran playa llena de bares sobre el borde del mar, y un mercadillo de artesanía local tiene lugar allí al terminar el día. La ciudad se alza al borde del mar; su calle principal sigue paralela el trazado de la costa y ofrece muchos buenos restaurantes, así como algunas tiendas. La música llena la calle por la noche. Te puedes desplazar a pie o en bicicleta; ten tu tabla de surf siempre a mano. El bañador es la prenda por excelencia de la zona.
Nos encantó pasar allí esos días, lejos de masas de turistas, saboreando nuez de coco y viendo impresionantes puestas de sol. Dan ganas de quedarse aquí. Enseguida te olvidarás de la hora y del tiempo que pasa: vives al ritmo del sol. Esta es la Pura vida.
Un ambiente positivo y contagioso.