Si me decido a parar en Puerto López, es sobre todo para ir a la isla de la Plata, sabiendo que no iba a tener la oportunidad de ir a Galápagos. Me informo en las diferentes agencias de la ciudad que, de todas formas, todas proponen lo mismo...
Dirígete al puerto por la mañana para coger el barco que nos lleva a la isla. La isla forma parte del Parque Nacional de Machalilla, por lo que tienes que pagar la entrada. Algo menos de dos horas después, desembarcamos en la isla, donde nos esperan algunas tortugas de gran tamaño. Seguimos a nuestro guía en un paseo de unas dos horas. A falta de haber podido ver las ballenas (no era la temporada), pude ver unos divertidos pájaros, los piqueros patiazules (que como su nombre indica tiene las patas azules) que están presente en toda la isla. Están acostumbrados a los turistas, con lo que te puedes aproximar fácilmente a ellos.
Después, volvimos a bajar hasta el barco para comer y aprovechamos para darnos un baño, con máscara y tubo. Es muy agradable, pero tienes poco tiempo. Es el inconveniente que tienen las agencias y los guías con prisa para regresar...
A lo largo de Puerto Lopez, la isla de la Plata es una maravilla para los naturalistas. Esta pequeña isla es un aperitivo de las Galapagos, la distancia es menor. En un día es posible descubrir una multitud de tesoros marinos e insulares (por un precio abordable, lo que no la hace perder encanto...). Si además tienes la suerte como nosotros de ir en la estación correcta, la hora y media de trayecto en barco será mucho más que un medio de transporte.
Efectivamente, podrías cruzarte con numerosas ballenas jorobadas, pasando a veces a algunos metros del barco. Un momento inolvidable.
En la isla, a pesar de un paisaje con una vegetación más bien rasa y seca, lo que más sorprende son las aves marinas. Entre los alcatraces patiazules que no se mueven cuando te acercas o los majestuosos albatros, las aves más grandes del mundo, los ornitólogos estarán encantados. Con una pequeña sesión de aletas, gafas y tubo en medio de peces tropicales y tortugas para acabar, ¡suficiente para maravillar a los más indiferentes!