Guardo muy buenos recuerdos de la comunidad indígenade Chilcapamba. Justo antes, durante mi viaje a Ecuador, acababa de pasar un mes en una comunidad quechua del Amazonas y para mi fue muy interesante ver otro tipo de alojamiento etnoturístico, también muy auténtico, pero esta vez en las montañas.
En Chilcapamba, dormí en casa de un amigo de mi guía, Alfonso, y su mujer, Consuelo. Cenamos con ellos y dimos un paseo por el pueblo. Nos enseñaron su granja y, particularmente, sus adorables cuyes, los famosos conejillos de indias andinos que tanto les gustan a los ecuatorianos para las celebraciones.
Chilcapamba solo tiene una guardería y una sala de fiestas, así que los dos niños de la familia iban a la escuela en un pueblo vecino. En cuanto a los padres, vivían, principalmente, del ganado, el cultivo del maíz y la quinoa, y tejer prendas. Y para dormir bien, nos contaron algunas leyendas ecuatorianas.