Portoroz no es precisamente mi destino veraniego de ensueño; es localidad costera de lujo, con casinos y spas en modernas y opulentas instalaciones, y a la vez un destino turístico principal donde numerosos complejos hoteleros se meten prácticamente dentro del agua. Construida hace muy poco, en la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad brilla por su ausencia de historia y distinción, especialmente en el verano cuando las playas están repletas de gente.
Todo ello se puede deber a la estrechez de la costa eslovena que deja poco margen para el desarrollo turístico sostenible, y concentra todo en un solo punto. Os aconsejo que paséis de Portoroz en vuestra ruta y que vayais a otros sitios durante vuestro viaje por Eslovenia. Ya sea, por ejemplo, la encantadora villa cercana de Piran, o la costa de Istria.
Portoroz es una ciudad de asfalto: aunque sea una estación balnearia muy conocida, no es precisamente la ciudad más bonita de Eslovenia. Es famosa por sus restaurantes, sus hoteles con spa, sus centros de talasoterapia y sus casinos.
Los alrededores son más interesantes que la ciudad en sí y recorrer el paseo marítimo a pie o en bicicleta es bastante agradable. Si sigues unos kilómetros más allá, llegarás al parque natural y a las salinas. El lugar es muy bonito e interesante. Allí podrás ver antiguos edificios en desuso. También hay un museo de las salinas, donde podrás descubrir la historia del lugar y los procedimientos de elaboración de la sal. También podrás observar muchas aves que viven en la reserva natural cercana a las salinas o en las mismas salinas.