A lo largo de la frontera entre Rusia y el norte Georgia, el Gran Cáucaso es una cadena montañosa realmente fantástica, que marca, tanto de forma geográfica como simbólica, la frontera entre Europa y Asia. Sus cumbres nevadas sobrepasan ligeramente los 5.000 metros, mientras que su pico más alto, el monte Elbrús, se encuentra del lado ruso de la frontera.
Aparte de sus excepcionales paisajes de montaña, la región parece como anclada en el tiempo y tiene unos pueblecitos de montaña preciosos, aún totalmente tradicionales y muy poco influidos por la modernidad, así como monasterios armenios situados en lugares inaccesibles. La cadena montañosa del Gran Cáucaso es, por todas estas razones, de obligada visita y uno de los platos fuertes de cualquier viaje por Georgia.