San Andrés Xecul no tiene gran interés. Yo fui unas semanas después de mi llegada al país, con mi novia de entonces y una pareja de amigos franco-guatemaltecos. Aparte de la iglesia con fachada amarilla, que le ha dado su interés turístico, el sitio no es imprescindible en un viaje a Guatemala.
Esta iglesia, además de su color, se distingue por tener referencias dobles al cristianismo y a la cosmovisión maya (jaguares, los dioses gemelos, el dios del maíz), con un estilo cercano al arte naïf. El estudio iconográfico de la historiadora Anaité Galeotti me ayudó a posteriori a entender la singularidad de esta iglesia. Recomiendo totalmente la lectura para quienes tengan pensado ir.
Por lo demás, la visita al interior de la iglesia, destacando los bonitos trajes de las figuras, no aporta nada muy distinto a lo visto en otras iglesias y catedrales de otras partes del país. En cuanto al resto de la ciudad, se parece a la mayoría de ciudades de Guatemala: hormigón por todas partes y algunas casas más "bonitas", construidas con el dinero que los emigrantes envían a sus familias. Algo más arriba también hay un altar maya, con una espectacular vista panorámica sobre el valle. Mas allá de eso, no hay nada.
Situado en el departamento de Totonicapán, no muy lejos de Quetzaltenango, el pueblo de San Andrés Xecul tiene una iglesia de lo más atípica. Curiosamente parecida a los edificios que se describen en el cuento de Hansel y Gretel, este edificio, de un color amarillo vivo, está recubierto por un montón de adornos que parecen caramelos. Su fachada, llena de esculturas de un estilo más bien naíf, es famosa en todo el país, aunque su origen sigue siendo desconocido.
Aparte de este edificio fuera de lo común, San Andrés Xecul no tiene demasiado interés, así opino que no es de visita obligada durante un viaje a Guatemala. Aun así, el lugar es agradable. Te recomiendo, sobre todo, que subas a lo alto del pueblo, donde otra iglesia mucho más pequeña domina el municipio, junto a un emplazamiento ceremonial maya. La yuxtaposición de estas dos prácticas, reflejo el sincretismo característico de Guatemala, me pareció interesante.