Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Parque Nacional Tikal es la joya de la corona del turismo en Guatemala. En pleno corazón de la selva, pude constatar que Tikal es el más hermoso testimonio de la civilización maya. Una auténtica maravilla.
Me dejé llevar y me imaginé que era un aventurero que exploraba esta exuberante selva. El momento en el que se empiezan a vislumbrar los primeros templos es sencillamente mágico. Pero para disfrutar de la belleza de la selva en su máximo esplendor, te recomiendo que asciendas a la cima de alguna de las pirámides. Las vistas son extraordinarias. Quedé sobrecogido ante la inmensidad de la selva. Las cimas del resto de pirámides emergen puntualmente del océano de vegetación. Es absolutamente espectacular y ni siquiera me importó que la pendiente de la pirámide estuviera bastante empinada.
Visitar Tikal es algo más que admirar unas ruinas, enseguida te darás cuenta de que la selva está llena de vida. Tikal es el territorio de los jaguares y los pumas. Pero no te preocupes, son muy discretos y no se dejan ver a plena luz del día. Tuve la suerte de poder observar un gran número de coatíes y tucanes e incluso una enorme serpiente de coral. En resumen, me encantó Tikal: su riqueza arqueológica, su selva, su fauna y sus increíbles vistas. Si hubiese vivido en la época maya, habría deseado que mi casa estuviera en Tikal.