Vang Vieng fue la gran sorpresa durante mi viaje a Laos: me habían hablado de la laguna Azul, un lago en el que se reúnen "mochileros" de todo el mundo para organizar fiestas. Pero nadie me había dicho que también hay muchas que hacer en Vang Vieng: por eso me alquilé una bicicleta y salí a dar una vuelta por el perímetro de la zona, unos 40 km. Durante el recorrido, puedes pararte en diferentes caminos y subir las numerosas montañas que existen en la zona. Me enamoré de la cumbre de Pha Ngeun, que ofrece unas vistas únicas del valle, de los arrozales y de las montañas (tras una hora de ascenso pronunciado).
Después, paré en la famosa laguna Azul: es bonita, pero no imprescindible de ver.
El punto fuerte de la región es que se puede visitar durante todo el año. Durante la temporada de lluvias, los paisajes verdes y los arrozales te dejarán sin aliento y durante la estación seca, podrás bañarte con más facilidad.
Antes Vang Vieng tenía una reputación de lugar de libertinaje al que las hordas de jóvenes turistas venían para disfrutar de la venta de alcohol y drogas antes de practicar tubbing, actividad que consiste en descender el río sobre una enorme cámara de aire inflada. Tras numerosos accidentes, un gran número de bares fueron cerrados en 2012 y la ciudad ha vuelto poco a poco a ser una ciudad "normal" incluso si los amantes de la fiesta no han abandonado completamente el lugar.
A pesar de su mala reputación, Vang Vieng tiene muchos atractivosturísticos. Te animo, durante tu viaje a Laos, a descubrir los alrededores, donde encontrarás magníficas montañas, cascadas y algunas cuevas. Una atracción muy conocida es la laguna azul, pequeño río de color turquesa donde te puedes bañar, muy bonito pero demasiado frecuentado. Al contrario que la "cueva de oro" que se encuentra un poco más arriba y que alberga un buda... de oro, y que merece una visita. Piensa en llevar o alquilar una linterna para entrar en la cueva, si el principio está iluminado por la luz del día, cuando profundizas, todo se vuelve negro y es fácil perderse y ¡hablo con conocimiento de causa!
Llegué a Vang Vieng, y encontré un albergué muy agradable en medio del campo, con las vacas, las gallinas, rodeada de verde y con unas super vistas a las montañas, conocidas como la bahía terrestre de Ha Long. ¡Desconexión asegurada!
Alquilé una bicicleta y me paseé por los pequeños caminos de tierra, lo que también era bastante divertido puesto que mi bicicleta era de paseo, y las carreteras tenían un firme bastante irregular y había más piedras que tierra, y ¡caminar al lado habría sido más rápido! A pesar de todo, el paisaje es magnífico.
También visité las cuevas que había en la carretera, sin guía, sin cuerda, sin nada. Se paga la entrada, y se va con una linterna y te las apañas como puedes, lo que impresiona bastante pues es muy peligroso, por lo que ¡atención a los que les gusta salirse de los recorridos tradicionales!