El río Kinabatangan es uno de los últimos paraísos salvajes, en una isla donde la riqueza animal y vegetal es víctima de la explotación del aceite de palma y de la deforestación masiva.
Con 560 km de largo, atraviesa el este de Sabah hasta el mar de Sulú, serpenteando a través de la selva primaria, los manglares y, a veces desafortunadamente, campos de palmas de aceite. Fuente inagotable de agua (aunque el nivel baja muchísimo durante la estación seca), es el corazón ecológico de una multitud de especies animales, que viven en sus aguas, sus tierras pantanosas o los altos árboles que rodean el río.
Tuve la suerte de pasar varios días en el seno de Kinabatangan, que mezcla senderismo y paseos en barco, con la finalidad de observar esta fauna y esta flora con una riqueza pasmosa. Tanto de día como de noche, pude observar a muchos cocodrilos de agua dulce, varias especies de monos, tucanes, rinocerontes, lagartos y otras muchos ejemplares. En plena estación húmeda, no es raro cruzarse con orangutanes y elefantes pigmeos para un safari simplemente maravilloso.