Después de haber recorrido una carretera muy difícil y caótica, llego a una casa rural situada al borde del río Kunene. Aquí, ¡la Namibia desértica parece olvidada en el medio de una selva exuberante y de un río desbordante de agua!
Durante dos días en las orillas del río Kunene el programa se resumió a momentos de ocio, rafting con algunos pasajes que terminaron en el agua, seguidos de una copa a la puesta del sol en un barco, en el río. Ahí, me entero de que hay cocodrilos, ¡los veo y los escucho! ¡Algunas horas antes yo estaba en esas mismas aguas! Al parecer a los cocodrilos no les gustan las zonas con remolinos, por lo que pude bañarme ahí tranquilamente... Pero mejor, de todas formas, descubrir eso después del baño, ¡porque no sé si lo habría hecho de haberlo sabido!
Es el momento de dejar este lugar tan agradable, digno de ver durante una estancia en Namibia.