Guía gourmet: los 7 platos tailandeses que no te puedes perder
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Los restaurantes tailandeses no paran de crecer en las grandes ciudades, como resultado de una gastronomía que seduce en todo el mundo por su sentido de la estética y por su capacidad de hacerte viajar con sus sabores inéditos.
No ha sido tarea fácil seleccionar los “7 platos que no te puedes perder de la cocina tailandesa” y nos ha costado mucho dejar fuera el Kuai tiao, el Tom Yam Kung o el pollo con anacardos, por no mencionar el enorme abanico de frutas tropicales (piñas, guayaba, mangostán, fruta del dragón) o el arcoíris de currys (verde, amarillo, rojo, panang o massaman). De todas formas, aquí tenéis nuestra lista, que hará que se os caiga la baba y que os dará muchas ganas de viajar al país para probar in situ todas estas maravillas.




El Som tam: 'frescor' como ingrediente principal
Empezamos este viaje culinario en Isaan, al noreste del país donde nació este plato, de un equilibrio perfecto entre lo visual y lo gustativo y que ha conquistado paladares del mundo entero. El Som Tam, tiene el equilibrio perfecto del yin y yang: la acidez de la papaya verde y de la lima frente al toque sutil del azúcar de palma. Además, los cacahuetes machacados aportan dinamismo y un lado crujiente a la delicadeza de esta ensalada.




El pollo satay: mucho más que una brocheta
Se suele poner al mismo nivel a este clásico de la comida callejera y a las inimitables brochetas de cerdo moo yang, pero el pollo lo supera por muy poco gracias a la sofisticación de su guarnición. Porque la brocheta de pollo satayno son solo trozos de pollo en un pincho. Tiene también una deliciosa marinada, con leche de coco, salsa de soja, cilantro molido, curry y un toque de galanga. Y después, una vez que las brochetas se han dorado a la parrilla, se les aplica la pegajosa salsa satay, en la que también está presente el cacahuete. Los vendedores más gourmet lo acompañarán de una pequeña ensalada de pepino realzada con vinagre de arroz, chalotas picadas y guindilla. La armonía perfecta.
El Ho mok Pla: igual de bonito que de bueno
El arte de la presentación es uno de los puntos fuertes de la cocina tailandesa. Y, por supuesto, los platos servidos sobre una hoja de platanero o de pandano tienen un efecto muy llamativo en los viajeros. El más ilustre de estos manjares es probablemente el ho mok pla, en el que un filete de pescado, 'prisionero' en una hoja de platanero, se cocina lentamente al vapor en un baño de curry rojo, coco, albahaca, pimientos, brotes de bambú y hojas de limón kaffir troceadas.




Pero ¿cómo consiguen poner la hoja de platanero para que mantenga todos estos ingredientes sin que nada desborde? Es todo un arte que podréis descubrir allí, en uno de los numerosos cursos de cocina que se imparten del sur al norte de Tailandia.
El Khao soi: made in Chiang Mai
Si pasáis por la región de Chiang Mai (nosotros os lo recomendamos vivamente), no olvidéis buscar esta sopa única, difícil de encontrar en el resto del país, incluso en Bangkok. Lo que diferencia al khao soi respecto a una sopa de curry “clásica” son los tallarines fritos que aportan un toque crujiente que lo cambia todo. Una auténtica delicia.




El Tom Kha gai: la reina de las sopas tailandesas
Seguimos con las sopas, con este gran clásico, capaz de estimular los paladares más impasibles. Leche de coco, galanga, citronela, hojas de kaffir, salsa nam pla, chiles rojos, cilantro y trozos de pollo muy tierno. Sin lugar a duda, el tom kha gai contiene todos los ingredientes estrella de la cocina tailandesa, a los que los cocineros más generosos añaden unas setas que son más que bienvenidas. Se suele comer acompañado de un cuenco de arroz glutinoso, para así mojar cada cucharada en un brebaje divino.




El pad thai: fiel compañero de viaje
Así como el khao pad (arroz frito), el pad thai es una apuesta segura cuando uno está un poco perdido con el menú en un viaje a Tailandia. El pad thai es un poco un revoltijo y, para hacerlo, se utiliza un wok y se empieza haciendo un sofrito con huevo, tallarines de arroz, ajo y unos brotes de cebolla verde y después se añaden unas gambas.




Pero, como suele pasar en la cocina tailandesa, son los acompañamientos los que marcan la diferencia: el cacahuete machacado (aquí está otra vez) y la lima posada delicadamente a un lado del plato permiten que el pad thai adquiera su equilibrio perfecto. Más que de una alternativa, se trata de un valor seguro.
El Roti: casi como una crepe
¿Quién dijo que en Tailandia no se hacen postres? Un simple mordisco a un mango con sticky rice y leche de coco sería suficiente para negar tan falsa aserción. Y, además, en Tailandia encontraréis siempre un vendedor ambulante que os prepare un roti. En resumen, el roti es una pequeña crepe frita y laminada a la que se puede añadir un hilo de leche condensada o unos trozos de plátano. Este es el tipo de pequeños placeres que te animarán a coger el avión, ahora mismo, ¡corre!




Si este menú-descubrimiento de siete platos os ha seducido, ya no os queda más que ir a disfrutarlos in situ. Las agencias locales de Evaneos os ayudarán a preparar un itinerario de viaje gastronómico que os irá “como anillo al dedo”, entre los innumerables mercados y restaurantes de calle donde borbotean, tanto de día como de noche, las ollas tailandesas.
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