La ascensión del Pichincha es sin duda uno de los mejores recuerdos que conservo de mi viaje a Ecuador. La única dificultad destacable es que la altitud provoca que tengas que ralentizar el ritmo al caminar. Voy a hacer de guía para ti y a ahorrarte 200 $ Sígueme, te contaré cómo hacerlo.
El inicio de la ascensión no tiene ninguna complicación, ya que se hace en teleférico. Desde la cabina, que asciende a unos 4100 m de altitud, las vistas de la ciudad de Quito son impresionantes. Comencemos la marcha. A esta altitud se te corta la respiración. Las vistas del valle también son mágicas. Además, desde arriba se puede ver la plaza de toros de Quito, que me encanta. ¡Todo listo para 4 horas de caminata! Hay que ir despacio, ya que el más mínimo acelerón te puede dejar prácticamente sin aire. Es una sensación extraña la de estar por encima de las nubes y prácticamente a la misma altitud que el Mont Blanc, el pico más alto de toda Europa. Solo hay que seguir el camino que lleva a la cima. Sin embargo, hay que tener especial cuidado con la meteorología, que es muy cambiante, y hay que ser prudente y abandonar la marcha si la niebla se vuelve demasiado espesa.
Me ocurrió una curiosa anécdota: al regresar del volcán, el autobús me dejó en un barrio algo conflictivo. Preocupados por mi seguridad, unos policías me montaron en la parte trasera de su pick up. Después, me encontré con unos bomberos que me llevaron en su camión hasta el parque de bomberos. Encendieron las sirenas para celebrar que volvía a la ciudad. ¡El personal de los servicios públicos ecuatorianos es muy majo!