Fue durante mi estancia en Filipinas en el norte de Luzón, y más exactamente en Sagada donde descubrí el Echo valley (valle del Eco). Un nombre referente a la configuración del lugar que favorece la resonancia, creando así este fenómeno.
Desde el centro de Sagada, un paseo de unos veinte minutos permite alcanzar este misterioso lugar religioso. Caminé hasta la Iglesia de Santa María, en lo alto de la localidad, continué por un camino de tierra que bordea el monumento histórico y después atravesé el cementerio. El Echo Valley se encuentra al otro lado del cementerio, algo más abajo.
Después de haber buscado por todas partes un mirador, al final encontré los famosos ataúdes colgantes, colgados en lo alto de un precipicio calcáreo. Más sorprendentes que impresionantes, ¡sólo puedes preguntarte por el razonamiento religioso y práctico para "fijar" a los difuntos tan alto! Finalmente, es posible volver sobre tus pasos o descender al valle y aventurarte por los alrededores. ¡Pero, ten cuidado de no perderte!