Este sitio ha sido una experiencia diferente para mí cada vez que he tenido la ocasión de ir. Hay muchas actividades diferentes que se pueden hacer: ir en kayak (esencial, en mi opinión), pasear por los manglares y admirar la naturaleza exuberante, probar platos típicos de la región, en su mayoría a base de marisco (el tapado, pescado y cangrejo salteados o rebozados, el ceviche, etc.)...
No es casualidad que tan paradisíaco lugar esté lleno de guatemaltecos con dinero o de extranjeros que van para disfrutar de su jubilación. El coste de la vida en la zona es bajo y se vive bien. Un panorama muy atractivo para los turistas que visitan Guatemala.
Desde la ciudad que le da nombre, es posible remontar el río hasta uno de los monumentos nacionales más famosos: el fuerte San Felipe, al que los locales se refieren como castillo: una construcción potente impregnada de la memoria de un hecho característico en la historia de Guatemala: la piratería y el robo de recursos autóctonos para destinarlos a la exportación.
Nota: no lejos de Río Dulce encontramos la bahía de Amatique, con sus playas blancas, su mar verdiazul y sus parques acuáticos. Una buena opción para los viajes con amigos o familia.