Es cierto que su proximidad con Tikal hace que se trate de una ciudad muy interesante, pero este no es ni mucho menos el único atractivo de Flores. Si tantos turistas deciden alojarse en Flores durante su viaje a Guatemala es simplemente porque se trata de una pequeña ciudad realmente maravillosa.
Es un lugar muy turístico, sin embargo, me encantan sus estrechos callejones empedrados, el colorido de las fachadas de sus casas y sus hospitalarios habitantes. Para escapar del calor asfixiante que azota sus calles durante el día, te aconsejo que te unas a los niños de Flores que acuden a la orilla del lago y que te des un chapuzón en sus dulces aguas. No solo te servirá para refrescarte sino que te dará la oportunidad de conocer a los simpáticos habitantes locales.
En resumen, yo vine a Flores porque estaba cerca de Tikal y al final me acabó conquistando por sí sola.
Flores fue el primer sitio que visité cuando llegué a Guatemala. Acababa de cruzar toda la región de Belice en autobús cuando por fin llegué a Flores. La antigua ciudad de Flores está situada en una isla muy pequeña. Se trata de un sitio turístico, aunque eso no me importó mucho. Allí hay un sinfín de bares, de terrazas y de restaurantes. Y todos cuentan con su propio estilo, pues en general están muy decorados y son muy coloridos. Me gustaron mucho.
Flores no me pareció una ciudad cara. Recuerdo que dos amigos y yo bebimos 2 cócteles simples, pero bien servidos, en una terraza con vistas al lago Petén Itzá por tan solo 15 quetzales cada uno (1 euro 50). Todos ofrecen el conocido Happy Hour (2 copas por el precio de una).