48 horas en Tokio, qué ver y qué hacer
Por , el
¿Acabáis de llegar a la capital japonesa y no sabéis por dónde empezar a explorar? Dejaos llevar por este programa que os permitirá captar lo esencial de la cultura tokiota sin que os perdáis ni uno de sus numerosos encantos.
Primer día
Por la mañana: el parque Ueno, con o sin cerezos
Hanami… los ojos de los japoneses se iluminan cuando evocamos esta época porque significa que los cerezos van a florecer. Si tenéis la oportunidad de estar en Tokio durante alguna de estas semanas de primavera, un paseo matinal bajo las ramas de los sakuras en flor os permitirá entrar con mucha delicadeza en los encantos japoneses. Otra opción es visitar este lugar por la noche, para disfrutar del mercadillo y de las luces de las linternas bonbori.
Pero Ueno no se resume solo en este magnífico periodo de hanami. Durante todo el año merece la pena caminar por el parque y deambular por las tranquilas callejuelas que conducen al gran cementerio de Yanaka, lejos, muy lejos del furor tokiota que os espera a mediodía.
Mediodía: descubrir el shabu-shabu
Akaya, okonomiyaki, teppanyaki, yakitori o sushi-bars: para descubrir la gastronomía nipona hay que tener en mente todas estas opciones. Pero le cogimos un particular cariño al shabu-shabu, una variante local de la fondue. Con el shabu-shabu, ¡vosotros tenéis el poder! Lonchas de ternera, tofu, champiñones shiitake, tallarines udon, repollo chino y otras verduras: vosotros mismos elegís los ingredientes que queréis añadir a vuestra sopa, y también el tiempo de cocción que os parece más adecuado para cada ingrediente. Atención: la experiencia requiere de un mínimo de conocimientos en el manejo de los palillos…
Puntos de referencia asegurados en caso de que estéis dudando entre varios lugares a los que ir: las cinco direcciones ofrecidas en Tokio por el canal Kisoji (incluida una en Ueno).
Tarde: Akihabara, hogar de los gamers
“La ciudad eléctrica”. Así se conoce Akihabara, un barrio mítico para los aficionados a los videojuegos. Entre las tiendas que ofrecen los productos más avanzados o vintage y las gigantescas salas de juego, el espectáculo es fascinante, con o sin tapones para los oídos.
Afuera, el espectáculo se prolonga durante la noche, cuando los neones de los letreros ofrecen todo su potencial. ¡Cuidado con los ojos!
Noche: en el laberinto de Golden Gai
Al borde de la vida nocturna de Kabukicho, terminamos la velada en los bares intimistas de Golden Gai. Lo de “intimista” no es broma: la mayoría de los cerca de 200 micro-establecimientos alineados a lo largo de los pasajes del Golden Gai tienen un aforo de unas ocho personas… Esto, claro, puede intimidar, pero algunos bares exponen letreros en inglés indicando que sois potencialmente bienvenidos.
Segundo día
Mañana: Toyosu, el nuevo mercado de pescado de Tokio
Una atracción legendaria de Tokio, la gran lonja de pescado de Tsukiji, acaba de mudarse dos kilómetros más allá, a Toyosu. Hay que levantarse pronto para ver la famosa venta de atunes a voz en grito, que tiene lugar de 5h30 a 6h30 de la mañana. Al mudarse de Tsukiji a Toyosu, la atracción ha perdido indudablemente en frenesí, pero ha ganado en pedagogía, porque ahora los letreros nos permiten entender los signos dirigidos a los compradores. Y los corredores continúan tan histéricos como siempre. No obstante, una visita acompañada permite orientarse más fácilmente en el entramado del mercado y comprender el mecanismo de las negociaciones. Y como en Tsukiji, podemos prolongar la experiencia en los bares de sushi de los alrededores, ¡donde la calidad de los pescados frescos está más que garantizada!
Mediodía: un bento en Harajuku, el paraíso de los cosplay
Entrar en Harajuku es sinónimo de entrar en una película. O, más bien, en varias películas.
Vestidos con volantes o minifaldas, pelucas rubias, verdes o azules, seres extraños del pasado o del espacio… Bienvenidos al paraíso del cosplay, la moda que consiste en disfrazarse de héroes de manga, anime o videojuegos. De lunes a sábado, podemos caminar por la Avenida Takeshita-dori en busca de los looks y las tiendas más excéntricas. Sin embargo, el espectáculo alcanza su clímax los domingos, cuando las hordas de cosplay desfilan por el puente de Harajuku o se unen a los bailarines de rockabilly en el parque Yoyogi. Y mientras estamos en este parque, ¿por qué no tomarse un bento bajo los cerezos antes de ir a visitar el santuario de Meiji-jingu? Con un poco de suerte, podéis incluso encontraros con una ceremonia de boda ritual shinto, en el que la novia va vestida con un kimono blanco.
Tarde: ¿ir de compras a Shibuya o a Ginza?
Venimos a Shibuya para observar el increíble flujo de peatones y de coches en “el cruce más grande del mundo”, pero también venimos para ir de compras. Shibuya es un enorme centro comercial (como el edificio Shibuya 109 y sus nueve pisos dedicados a ropa y joyería), pero también hay tiendas más pequeñitas, especialmente en las callejuelas de Jinnan, a diez minutos a pie desde la estación de metro de Shibuya. Jinnan es el lugar perfecto para comprar souvenirs en la sucursal local de una de las cadenas de tiendas más creativas de Japón, la Tokyu Hands.
Para unas compras de más alta gama, nos podemos dirigir a Ginza, donde todas las grandes marcas internacionales de lujo han puesto un cuidado particular en el decorado de sus buques insignia en Japón.
Final de la tarde: en la jungla de Shinjuku
El destino de Shinjuku se aceleró brutalmente con el terremoto de 1923, que lo convirtió en el nuevo centro de toma de decisiones administrativas y económicas de Tokio. Después han surgido otros distritos comerciales, como Otemachi o Marunouchi, pero Shinjuku permanece como uno de los más efervescentes, con una estación en el centro del distrito por la que cada día laborable pasan más de tres millones de personas. Pero seguir el flujo continuo de trajes y corbatas no es la única atracción de este barrio, donde se reúnen todas las cadenas de grandes almacenes (Isetan, Mitsukoshi, Matsuya...) y que tiene como pulmón uno de los parques más bellos de la ciudad: el Shinjuku-gyoen.
Noche: última copa, pero con vistas
El telón de fondo de la película de Sofia Coppola Lost in translation, estrenada en 2003, es dos almas solteras perdidas en el choque cultural de Tokio. Y su escenario es esencialmente el del Park Hyatt Tokyo. Encaramado sobre Shinjuku, Park Hyatt ofrece a sus huéspedes unas vistas impresionantes que se extienden hasta el monte Fuji, si tenemos suerte y encontramos un cielo despejado. No mentiremos, las habitaciones no son baratas, pero podemos disfrutar de la vista desde el New York Grill o el New York Bar en la planta 52. Los amantes del cine también pueden ampliar la visita al Karaoke Kan, otro lugar emblemático para los rodajes.