Subiendo por las calles de Alanya cuesta imaginar que este enorme amasijo de asfalto haya podido ser, no hace mucho, un encantador pueblecito de pescadores. La llegada masiva de los turistas (principalmente con paquetes de todo incluido) ha provocado algo que cada vez se lamenta más en Turquía: un desarrollo desordenado de complejos horribles, construidos sobre la marcha para aprovechar esta nueva jugosa fuente de ingresos. En definitiva, se aleja bastante del concepto de turismo sostenible.
Pasé por Alanya y de lo único que tuve ganas es de volverme a marchar inmediatamente. Los turistas occidentales reparten sus días entre la playa, la piscina, las discotecas, las tiendas de souvenirs súper horteras y un centro de la ciudad asfaltado. ¡Con la de formas mejores que hay de pasarlo bien en Turquía !