Es una buena recompensa toparse con Kobayr al terminar el camino desde el cañón del Debed en Tumanian para hacer la dura ascensión de la meseta. El contraste entre el valle y la meseta es uno de los elementos más fascinantes de Lorri. La guinda del pastel son los emplazamientos históricos como Kobayr. ¿Quiénes eran esos hombres que construyeron un monasterio de piedra tallada en la pared de un acantilado, colgado al borde de un precipicio, y con qué fin? ¿Para protegerse, aunque se les pudiera ver desde cualquier parte?
Al llegar allí, me impresionó la fuerza de esas ruinas asimiladas a la naturaleza de su entorno, testimonio del refinamiento artístico de la Armenia medieval. El monasterio de Koabyr vivió su momento álgido entre los siglos XI y XIII, con el apogeo de la Dinastía Bagrátida. Abandonado varias veces, fue restaurado con mucho acierto en 2006, sin que las renovaciones hicieran que las ruinas perdieran su carácter espiritual y auténtico, como pasa a veces.
Tienes que entrar al ábside de la iglesia Katoghike para ver el pintoresco cuadro de piedras yacentes bien conservadas, sus pilares aún en pie y los magníficos frescos murales que han sobrevivido al paso de los años. Según te alejes del monasterio, podrás contemplar unas bonitas vistas de las antiguas murallas, integradas en el relieve, así como de las construcciones mejor conservadas.