Durante mi viaje a Chile he pasado por la preciosa ciudad de Ancud, al norte de Chiloé. Junto con la capital, Castro, es la ciudad más grande de la isla.
Durante mi estancia aquí, he tenido un tiempo verdaderamente chilote: ventoso y con una lluvia gélida. A pesar del clima de la isla, la ventaja es que el tiempo es muy variable. A mitad de la tarde para el chaparrón y aprovecho para salir a admirar las casas que parecen escamas de peces de colores y el fuerte San Antonio. Fue construido en 1770 por los españoles, que controlaban la ruta hacia el cabo de Hornos. Al cabo de los años, Ancud ha sido puerto de paso de cargueros y balleneros, y parece un puerto de piratas.
Tomo el autobús a Osorno para llegar a Ancud al final de la mañana. Me alojo en un hotel muy bonito en el que me encuentro con un turista argentino que he visto en Osorno. Sí, el mundo de los turistas es un pañuelo.
¡Hace buen tiempo! Tengo suerte. Tengo intención de quedarme 3 días en Chiloé y aprovecho la primera jornada para descubrir Ancud. Empiezo la ruta de senderismo por el borde del mar, después visito el pequeño puerto de pescadores donde los barcos descargan sus capturas: kilos de algas para exportarlas principalmente a Japón. Visito el mercado, donde compro pescado y patatas (otra especialidad de la isla) para prepararlo por la noche. Por ahora, voy a comer un curanto, LA especialidad de Chiloé, un plato ultra copioso y no muy apetecible (una mezcla de marisco, patatas y carne). No obstante, ¡merece la pena probarlo!
La jornada sigue con un paseo por el fuerte de San Antonio, donde el horizonte parece más lejos de lo habitual. Al final del día, encuentro (¡por fin!) una agencia para hacer mañana el recorrido por la isla y sus famosas iglesias. En resumidas cuentas, ¡hoy ha sido una buena jornada y he sentido un pequeño flechazo por Ancud!