Un paisaje de postal. Las primeras palabras que me vienen a la cabeza cuando recuerdo mis vacaciones en Chile son: Playas de arena blanca, agua color turquesa, calas ocultas... Esta pequeña estación balnearia situada en el extremo norte del país tiene múltiples atractivos. El único inconveniente es que las temperaturas no suelen ser muy altas, entre 20 y 25 grados en verano.
Para disfrutar de los encantos de Bahía Inglesa lo mejor es alquilar una pequeña cabaña a pie de playa. El murmullo de las palmeras, el movimiento de las olas y la vista del mar; he aquí los ingredientes perfectos para unas vacaciones en pareja o en familia. Los aficionados a los deportes náuticos se entregaran a la práctica del surf, el windsurf o el kayak. Las personas más terrestres podrán disfrutar de otro tipo de actividades: pasear a caballo, observar la fauna, tomar el sol en la playa Piscina o incluso montar en bicicleta de montaña.
Unas vacaciones en Bahía Inglesa también te permitirán comer pescado y marisco hasta la saciedad. Recomiendo el restaurante Coral y sus deliciosas vieiras. ¡Una verdadera maravilla! Finalmente, para aquellos que quieran añadir un toque cultural al viaje, la zona alberga uno de los yacimientos fósiles más importantes de Chile.