Si vienes del sur, el aire fresco de esta ciudad de altitud media te resultará más que reconfortante después de los calores, en ocasiones, sofocantes de las llanuras. Y si acabas de volver de los magníficos campos de arroz en terraza de Banaue, ¡también disfrutarás de la animada vida de la ciudad!
El parque del centro de la ciudad es muy agradable. Te puedes sentar en un banco a contemplar el panorama, dar un paseo en barco por el lago, tumbarte sobre la hierba a leer un libro... Es un lugar perfecto para planear la continuación de tu viaje. Pero, en especial, tuve la oportunidad de ver a los estudiantes que se reúnen allí después de clase o a las familias dando un paseo.
También me encantó vagar por la zona comercial y disfrutar de los restaurantes y tiendas (que os recomiendo si necesitáis comprar algo). Los habitantes son muy agradables y no dudarán en pasarte el micrófono durante las noches de karaoke, ¡algo a lo que no podrás negarte! Este entretenimiento se toma muy en serio en Filipinas.
No dejes de visitar esta extraordinaria ciudad, ya que lo más destacado de Baguio es su encanto cotidiano.