Las Pequeñas Cícladas se ha abierto al turismo recientementepero aún las visita poca gente y he encontrado en ellas numerosos rincones tranquilos y desiertos. Guardo un recuerdo maravilloso de esta costa rocosa y salvaje, que posee unas playas preciosas, y del interior de la isla, que también es muy bonito.
Las Pequeñas Cícladas son perfectas para pasear y para eso te recomiendo especialmente las islas de Iraklia y Donoussa, que son magníficas y que podrás recorrer en un solo día. Las calas más bonitas que puedas encontrar durante tu viaje por Gregia se encuentran en las islas Koufonissia y en lo que respecta a playas, las que más me han marcado son las de Schinoussa.
Las pequeñas Cícladas son el sitio ideal para quienes queráis disfrutar del mar, de la tranquilidad y de sus puestas de sol y sus amaneceres... ¡difíciles de olvidar! Al gran encanto natural de estas islas debe añadirse que se adaptan a cualquier tipo de bolsillo, por limitado que esté, ya que la oferta de alojamiento tiene tarifas muy variadas, y su gastronomía presenta una excelente relación calidad-precio. Podréis realizar actividades de lo más variado, como tomar el sol en playas desiertas, beber ouzo (que es una especialidad local de licor, sólo para los más valientes), caminar entre buganvillas pegadas a fachadas blancas, o explorar cuevas con restos arqueológicos.
En cualquier caso, y al contrario de lo que ocurre en Santorin o en Míkonos, os recomiendo que reservéis el alojamiento con bastante antelación; al no ser un lugar tan turístico, la oferta es menor y os podríais ver en la tesitura de no encontrar nada. Lo mejor en cuanto al alojamiento, es que aunque suele ser muy sencillo, ofrece a la vez un trato familiar y acogedor, algo que no encontré en el resto de sitios.