De todos los condados que he visitado durante mi viaje, Donegal es, sin duda, mi favorito. No tuve tiempo para visitar la región entera y me centré en la propia ciudad de Donegal. El lugar me cautivó enseguida. Me pareció muy interesante visitar el castillo de Donegal, erigido por la familia O’Donnell en el siglo XV. Esta construcción de piedra gris, que parece algo austera al principio, te traslada a la época medieval en la que fue concebida.
Cambiando de tema, ¿saben los amantes de la moda que la ciudad de Donegal intensificó su desarrollo gracias a la confección del famoso tweed? La fabricación de este tejido conocido en todo el mundo es, todavía hoy, la principal fuente de desarrollo económico en la región. Una visita a las instalaciones de Hanna Hats of Donegal Limited es la ocasión perfecta para descubrir unos productos artesanales originales y 100% irlandeses.
Durante tu viaje a Irlanda, intenta por todos los medios ir a Donegal. Me encantó esta ciudad y sus alrededores, tanto por sus paisajes como por las actividades que se pueden hacer.
Quise hacer una visita un poco cultural y visité el Donegal Castle. Se aprende mucho sobre la historia medieval, las guerras de clanes... Aunque la entrada cuesta cinco euros, para mí valió totalmente la pena.
En la siguiente etapa fui a la Donegal Abbey, que se encuentra justo al lado del castillo. Este es otro de los lugares que hay que visitar sí o sí en Donegal. Aquí la visita es gratuita.