¡Durante mi estancia en Japón, mi experiencia en la isla de Okinawa es bastante particular porque me sorprendieron lluvias torrenciales que arruinaron un poco mis proyectos! En consecuencia, pasé mucho tiempo paseando por la ciudad principal de Naha, que me gustó a medias. Se visita rápidamente, culturalmente el castillo de Shuri no presenta un gran interés. Sin embargo, tiene la ventaja de contar con una arquitectura muy diferente de la de las grandes ciudades de Japón.
Lo que más me gusto: ¡comer! Además, es lo único que hice, ya sea en el mercado o en los microrestaurantes escondidos en las callejuelas, ¡no te decepcionarán! La gastronomía de Okinawa no tiene igual.
Me paseé por la isla en autobús lo que me permitió ver paisajes muy diferentes y pararme donde me apetecía. Descubrí bellas playas en la costa oeste pero el agua estaba demasiado fría para bañarse.
Naha, ciudad más grande de la isla de Okinawa, cambia radicalmente del resto de Japón. Los edificios, que datan de alrededor de los años 60, mantienen la huella del paso de los americanos y de las bases militares situadas cerca. La ciudad no tiene un encanto particular, pero el mercado es un buen lugar para comer pescado ultra fresco.
Antiguamente, Okinawa era la isla principal del archipiélago de Ryukyu que agrupaba a Taiwán y las islas Kyūshū. Se puede visitar el castillo Shuri, típico de la epoca cuya arquitectura es completemente diferente de la arquitectura tradicional japonesa pues el reino de Ryuku era casi independiente hasta el siglo XIX.
Las cuevas de Gyokusendo son magníficas, pero la iluminación y los caminos contruidos en el interior les quitan parte de su encanto.
Diferentes playas al norte de la isla son lugares para prácticar esnórquel, pero no es fácil acceder en transporte público, por lo que desafortunadamente no tuve la posibilidad de probarlas.