Aunque en un principio Kenia no hace pensar en las montañas, el monte Kenia es uno de los lugares más fantásticos del país. Porque tiene de todo: montaña y montes bajos, animales salvajes, vegetación tropical... Entre el Massai Mara y el Monte Blanco, la mezcla es única, imponente, y siempre bella.
Lo que más me llamó la atención fue la variedad de los paisajes y universos que existen en el monte Kenia, dependiendo del nivel en que estemos. En el piemonte (1.000 m), nos encontramos con la sabana pura, con búfalos, elefantes y antílopes. Alrededor de los 2.000 m, hallamos una selva tropical un poco dispersa, en su mayoría compuesta de cedros. A 2.500 m, la imagen increíble de los bambús gigantes... Entonces, a partir de los 3.000 m comienzan los páramos tropicales: árboles enanos, brezos y lobelias gigantes, casi irreales.
A partir de los 4.000 nos hallamos en la zona alpina, al pie de los glaciares, después en los 5.000, encontramos un universo totalmente mineral que domina por toda la zona. Mirarás a la cara al Kilimanjaro, casi a vuelo de pájaro. Un paraíso perdido. No sorprende que esté inscrito en la UNESCO...