Más abajo de las vertiginosas montañas, en un paisaje árido y despoblado, la reserva de Toktogoul se ofrece a los visitantes, que deberán ganarse su venida hasta aquí. De hecho tuve que pasar por varios desfiladeros por la carretera entre Bichkek y Och, antes de alcanzar a ver el lago de Toktogul, que se abre de par en par al viajero tras las numerosas curvas del camino, que bordea barrancos vertiginosos.
El lago en sí es agradable y apacible, con un hermoso color turquesa, aunque carece de interés turístico, con muy pocas infraestructuras turísticas cercanas, aparte de poder darse un chapuzón en el agua en un cálido día de verano. Debes saber también que el camino para llegar puede estar relativamente nevado si decides acercarte en otra estación que no sea verano.