Esta ciudad minera, perdida en el medio de Kirguistán, surge por las riquezas presentes en las montañas de los alrededores. Aquí se viene, pues, a trabajar y no necesariamente para divertirse. Por una parte no es muy grave porque, después de un día de transporte entre Naryn y Kazarman y ante una nueva jornada de transporte entre Kazarman y Osh o Jalal Abad, puede ser agradable no hacer gran cosa.
Me digo que quizás hay posibles excursiones para hacer en el exterior pero los caminos no son conocidos por los lugareños y sin coche eso me parece verdaderamente complicado.
Por contra, hay algunas tiendas y con frecuencia luce el sol... cerveza fresca en la penumbra antes de una buena noche de sueño para afrontar una jornada de transporte al día siguiente. ¡Era mi programa y estaba bien!