Esta plaza es sorprendente: durante mi visita a Biskek, me llamó la atención de inmediato por la inmensidad del espacio, a imagen de las grandes ciudades rusas, en las que reina el gigantismo.
Es más sorprendente que el resto de Kirguistán, con la excepción, quizás, de Osh, en el sur, que es conocida por su arquitectura minimalista.
La plaza Ala-Too es el símbolo de la liberación del país, con la estatua del legendario Manas erigida en el centro.
También, es un espacio social, a pocos pasos del gran cine. Por su bagaje histórico, es uno de los lugares más emblemáticos de la capital, marcada especialmente por la revolución de los tulipanes, que estremeció a mi lado de historiador.
Este es, sin duda, un lugar para ver, rodeado de monumentos a cada cual más impresionante: la Casa Blanca, el Museo de Historia o la arquitectura moderna, entre otros, pero también hay muchos espacios naturales, incluyendo el encantador parque Oak, todo un remanso de paz.