No tuve suerte, aunque yo había previsto quedarme en la isla Steward, el mal tiempo nos acompañó y muchas de mis actividades fueron canceladas. Eso no me impidió apreciar la isla pero solo para darme cuenta de que no tenía gran cosa que ofrecer aparte de las actividades al aire libre. El lugar es muy verde y está lleno de aves. Parece que hay kiwis pero yo no los vi. Por contra, un kaka (loro nativo de Nueva Zelanda) parecía apreciar la terraza de mi casa de huéspedes.
Lo mejor es recorrer la isla Steward a pie o en bicicleta, incluso si es posible alquilar un vehículo en el lugar, ¡sobre todo porque la única aldea, Oban, no es muy grande!
Para los que quieren alejarse de la civilización, el sendero Rakiura se adentra en las partes más salvajes de la isla, cuenta con llevar toda tu comida.
En cuanto a mí, me contenté con un paseo a lo largo de la bahía de la Media Luna y una excursión en barco hasta Ulva, pequeña isla deshabitada donde podemos ver aun más aves.