Durante tu estancia en Portugal, Setúbal no es, forzosamente, un paso obligado. De todos modos me gustó mucho esta ciudad. Su centro es bastante atractivo gracias, en primer lugar, a sus museos, que te enseñarán muchas cosas sobre la historia de Setúbal y sus alrededores, pero también gracias a sus encantadoras calles que están llenas de pequeños bares y restaurantes muy agradables.
No obstante, no dudes en alejarte un poco del centro para ir a contemplar la belleza del paisaje circundante. Dirígete al este para ir a visitar la reserva natural del Sado o hacia el oeste para conocer un poco más sobre el parque natural da Arrábida. Este último no dejará de encantarte, se trata de un verdadero remanso de paz.
Puerto de pesca en la costa, Setúbal revela a primera vista un centro bastante sencillo, con sus modernos edificios sin encanto y su actividad frenética. Investigando un poco, la encontré de todas formas una ciudad agradable, con amplias plazas animadas, un casco antiguo peatonal y una fortaleza que domina la ciudad y ofrece bellas vistas sobre el estuario del Sado. Además, encontré su ambiente bastante agradable, con una población acogedora y hospitalaria, quizás debido a la ausencia relativa de turistas.
Por otra parte, si bien Setúbal no es de una importancia mayor, la región de los alrededores es rica en descubrimientos, especialmente las zonas húmedas que tienen una fauna importante. En resumen, Setúbal está lejos de ser un destino imprescindible en un viaje por Portugal, pero puede representar una parada agradable para algunos días.