Desde Guarda, se accede rápidamente a Belmonte, situada a 20 km al sur. Hice una etapa allí por casualidad, pero fue una excelente idea. Poco antes de la entrada de la ciudad, vislumbré la Torre de Centum Cellas (la "torre de las cien mazmorras"), de la que algunos piensan que se trata de una construcción celtíbera.
Comencé por subir las callejas que conducen hasta la torre del antiguo castillo del siglo XIII: una torre fortificada se alza majestuosa; de una parte y de otra, se distinguen los restos de una arquitectura menos austera, perforada por bellas ventanas manuelinas. Ahí nació Pedro Alvares Cabral, el célebre navegante que "descubrió" Brasil en 1500, como recuerda su estatua levantada en la calle principal de Belmonte.
Pero es la comunidad judía de Belmonte la que tiene hoy día especial interés para los historiadores: después de la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos de España, en 1492, muchos fueron los que se refugiaron en Belmonte, en el barrio de Marrocos, donde, a pesar de la inquisición portuguesa, continuaron practicando en secreto su religión. Visité con mucho interés el pequeño museo que se les dedicó.