Llegué a Ulán Udé con el transiberiano durante mi viaje a Rusia, no pensaba pasar mucho tiempo en esta ciudad que me parecía muy soviética. ¡Gran error! Afortunadamente no tenía prisa pues hay mucho para hacer.
Primero, no es una ciudad lúgubre con una arquitectura típicamente soviética, sino una ciudad que mezcla modernidad y tradición. Pasear por las calles peatonales es agradable y no podrás dejar de sonreír ante la enorme cabeza de Lenin que parece crecer en el suelo de la plaza central. Sin embargo, los paseos por la orillas del Udá son más desagradables porque el agua es realmente pantanosa.
Finalmente, yo que pensaba quedarme sólo un día para irme rápidamente al Baikal, ¡no deje de recorrer la ciudad! Entre los numerosos museos, los monasterios ortodoxos y los datsans (templos budistas), hay mucho para hacer.
Pero, lo más importante sigue siendo el datsan Ivolguinsky situado a 30 kilómetros de la ciudad. Edificado bajo la autoridad de Stalin en una época en la que la represión religiosa era terrorífica, se trata del centro budista más importante de Rusia. Además, este datan es el origen de un enigma: el de la momia de Siberia encontrada en 2002, y cuya reliquia se conserva en este recinto.