Egirdir nos ha conquistado desde el primer vistazo. Si bien es cierto que la situación geográfica de esta lengua de tierra rodeada de agua turquesa no deja indiferente.
En el camino tuvimos un encuentro inesperado con una tortuga y un zorro, lo que hace del viaje a esta región de Turquía una experiencia aun más inolvidable. No esperábamos descubrir tanta riqueza natural en las proximidades de una ciudad.
La ciudad no está dedicada exclusivamente al turismo. Por ello, Egirdir es un lugar perfecto para explorar el ritmo de vida de los turcos (en el mercado, los cafés o las orillas del lago). El ambiente tranquilo que allí se respira nos ha permitido conocer a numerosos habitantes y conversar con ellos. ¡Incluso tuvimos la suerte de presenciar la celebración de una boda!