Safranbolu es un pueblecito otomano declarado patrimonio mundial por la UNESCO. No te puedes ir de Turquía sin visitarlo. Y por eso precisamente fui hasta allí. ¡Pues no es para menos! Todas las casas del pueblo tienen su encanto, a cuál más bonita que la anterior. Arquitectónicamente pueden tener estilos muy diferentes, pero todas se integran en perfecta armonía.
Un consejillo: la mejor forma de visitar el pueblo es perderse por sus calles e ir avanzando al azar o seguir una dirección concreta. Y, si ves algo que te llame la atención, no lo dudes y acércate. Así fue como llegué al lugar de rodaje de una película histórica por pura casualidad.
Como siempre, el centro es más turístico que el resto del pueblo. De todas formas, vale la pena dar un paseo por allí. Hay cosas muy curiosas, como un arasta del siglo XVII y un caravasar gigantesco de la misma época, ahora convertido en un hotel. Un arasta es un conjunto de bazares pegados unos con otros, cerca de una mezquita; un caravasar era antiguamente un albergue para caravanas. Si te alejas un poquito del centro, te encuentras con un ambiente de pueblo, mucho más auténtico y tranquilo.