Dinámica, muy animada y rabiosamente moderna, es una ciudad agradable para vivir, con una economía en constante crecimiento, un centro ultra contemporáneo y una cultura culinaria ancestral (simplemente piensa en el adana kebab, originario de esta ciudad). Sin embargo, no se la recomendaría a los viajeros de paso por Turquía, ya que quizá se encuentren un poco desamparados allí. En efecto, la ciudad de Adana cuenta con un número muy limitado de atracciones turísticas, y aunque puede ser un buen lugar para disfrutar de lo urbano, quizá son preferibles otras ciudades costeras que tengan el mar al lado.
Al ser un importante nudo de carreteras, seguramente te veas obligado a pasar por aquí: ¿por qué no te paras algunas horas a tomarte un café en alguna de sus muchas terrazas a la sombra?
De camino a Mersín me detuve en Adana. Situada a unos treinta kilómetros de la costa mediterránea, esta inmensa ciudad destaca por su efervescencia. En verano, las temperaturas suben considerablemente. Por tanto, te aconsejo que te sientes a la mesa de una de las muchas terrazas que se disponen sobre las grandes arterias para que observes la bulliciosa vida.
A nivel monumental, Adana puede parecer "pobre" si se compara con otras ciudades del país. Da un paseo sobre el puente de arco que atraviesa el río Seyhan. También está muy recomendada la visita a los museos de arqueología y etnografía.
¡Adana te ofrece experiencias gustativas en tu viaje por Turquía! No puedes marcharte sin degustar el plato que ha hecho la reputación de este lugar: el Adana Kebap. Esta brocheta de carne picada y condimentada es un auténtico regalo para el paladar. Se trata de la mejor que he podido probar en el país, claramente. El plato se sirve a la turka, es decir, con abundancia. ¿Por qué no degustar el Salgam suyu, sorprendente zumo de nabo? A los habitantes de aquí les gusta añadirle raki.