Cuando te hablé de Antakya, ¡has pensado primero en Antalya! Quizá sea más clarificador recordar el antiguo nombre de esta localidad: Antioquía. Ciudad dehistoria antigua y tumultuosa, Antakya se coloca bajo el signo de la diversidad.
Capital del imperio Seléucida, después villa romana, Antioquía fue evangelizada en el siglo I convirtiéndose en un importante centro cristiano. Habría sido, además, la sede de San Simón y San Pedro. Después de numerosas invasiones (persas, árabes...) Antioquía pasa a manos de los otomanos en 1517. Tras la Primera Guerra Mundial, fue puesta bajo administración francesa, antes de volver a Turquía en 1939. Así que no me sorprendió escuchar hablar turco, francés y árabe y ver convivir musulmanes, cristianos y judíos en un mismo círculo de casas.
No te pierdas la visita al museo arqueológico que presenta magníficas colecciones de esculturas y mosaicos. Si hay un museo a destacar durante una estancia en Turquía, ¡es sin duda este! Para los recuerdos, piensa en los jabones de laurel, que recuerdan mucho a los de Alepo. Finalmente, la estación balnearia de Samandag ofrece una hermosa playa y una vista directa de las montañas de Siria.