Famosa por sus fiestas religiosas y su tranquilidad, me encantó descubrir este pequeño pueblo a 120 km de Salvador de Bahía. Cuando se viene de Salvador, la visita a Cachoeira nos da la oportunidad de disfrutar de una hermosa burbuja... de calma.
A través de sus pequeñas callejuelas coloreadas con edificios de la época colonial (no siempre en buen estado, pero aún así encantadores), Cachoeira te cautivará rápidamente. Esta ciudad me pareció ideal para deambular sin un rumbo concreto y para disfrutar simplemente de la tranquilidad, sobre todo si se viene de la agitación de las grandes ciudades del país.
No me llamaron demasiado la atención las casas de fabricación de cigarrillos, así que no te las recomiendo a no ser que tengas un interés particular.