Durante un viaje por Colombia, Santa Marta suele ser el punto de partida hacia otros destinos como el Parque Nacional Natural Tayrona o la Ciudad Perdida. Sin embargo, Santa Marta también tiene mucho que ofrecer a los turistas.
Me gustó mucho pasar un tiempo en Santa Marta y deambular por su casco histórico, viendo sus pequeñas iglesias y sus tiendecitas y pastelerías. También me gustó su ambiente típicamente colombiano y caribeño. Me encantó su ritmo frenético y poder ver el día a día en la playa, en el puerto o en el mercado. Me fascinaron sus puestas de sol. La verdad es que hay pocos sitios turísticos que visitar, pero es una ciudad muy bonita donde podrás disfrutar durante un tiempo de la verdadera vida colombiana.
Santa Marta es una de las ciudadesmás turísticas y encantadoras de la costa caribeña de Colombia. Su playa es especialmente hermosa y agradable durante las puestas de sol, tomando una cervecita fresca y charlando con la gente del lugar.
Es una parada imprescindible en un recorrido por Colombia, si bien la mayoría de las opiniones difieren en cuanto a esta ciudad. Sin duda, tuvo que ser más agradable hace algunos años antes de la llegada de los autobuses turísticos, aunque yo la encuentro todavía una ciudad cautivadora y atractiva.
Si te gusta ir de fiesta y quieres probar a bailar salsa o cumbia, no dejes de pasar por alguno de los muchos bares del centro de Santa Marta, en donde la animación dura hasta el final de la noche.
Durante tu estancia en Colombia, una escala en Santa Marta puede resultar ideal para organizar tu programa hacia la jungla o las playas. Hay muchas agencias ofrecen los mismos precios, ya que, según los habitantes, los sindicatos han eliminado la competencia. No obstante, siempre es mejor ir acompañado de un guía amable, de modo que conversa con los viajeros que vengan de vuelta de sus excursiones.
Me gustó tanto el ambiente de esta ciudad que pasé allí un día más para poder vagar por sus callejuelas y al borde del mar. La arquitectura colonial está todavía presente, aunque sea menos espectacular que en Cartagena. No me canso de esas limonadas que ofrecen los vendedores callejeros, de limón verde con hielo triturado. ¡Qué más se puede pedir con este calor!