Pula, situada en el sur de Istria, es una ciudad muy bonita en la que siempre es agradable pasar un par de días para recorrer sus calles y descubrir su patrimonio arquitectónico. Lo mejor es empezar por el anfiteatro y seguir por los diferentes monumentos con los que cuenta la ciudad, como por ejemplo la puerta de Oro, el templo de Augusto...
En Pula, tus pies te llevarán automáticamente al Forum, un lugar muy animado en el que se encuentran un sinfín de bares. Al final del día, lo que me gusta es alejarme del caos de la ciudad y de la noche e ir a recorrer las zonas altas, como la fortaleza, en la que se puede disfrutar de un atardecer precioso, y, por último, ir a degustar una especialidad local en uno de los restaurantes de la ciudad.
Otra de las atracciones especiales de la ciudad es el acuario que está instalado en un fuerte antiguo a las afueras. Y desde Pula se puede ir a visitar las islas Brijuni y la península de Prementura, de naturaleza salvaje y bien preservada. Son sitios en los que podrás escaparte de los circuitos para turistas.
La verdad es que Pula reúne todos los requisitos para ser de obligada visita en cualquier viaje a Croacia: una ubicación al borde del mar frente a unas magníficas islas croatas, un bonito casco histórico, muchos emplazamientos antiguos, como su foro y su anfiteatro, y un montón de monumentos históricos de todas las épocas. Sin embargo, he de confesar que a mí Pula no terminó de convencerme del todo.
En mi opinión a la ciudad de Pula le falta un poco de encanto y pienso que su tamaño considerable para la región la convierte más bien en un centro económico que en un destino turístico que enamore. Aun así, la ciudad tiene la ventaja de estar muy animada en cualquier estación del año, debido a su población activa y a sus estudiantes.
En resumen, es un destino que deben visitar obligatoriamente todos los aficionados a la historia antigua, sea cual sea la época del año. En cambio, si lo que buscas es un pueblecito auténtico, mejor pasa de largo.