Opatija fue mi última parada durante mi estancia en esta región de Croacia y la verdad es que me encantó. Una vez que llegues al centro, te recomiendo que primero vayas a caminar por el paseo Lungomare. Es una buena manera de poder contemplar al mismo tiempo del centro de la ciudad y del mar. Si vas con tiempo, siempre puedes ir a descubrir sus 12 kilómetros. Si no, será mejor que te centres en una parte concreta de la ciudad.
En mi caso, yo me paré por la zona en la que se encuentra el conocido monumento a la Madonna para luego dirigirme hacia el centro y pasar por delante de la Villa Angiolina. Desde sus jardines podrás sacar unas fotos estupendas. En Opatija, muchos de los caserones del centro fueron reconvertidos en hoteles. A mí me gustan sobre todo los tonos pastel de los edificios y el estilo Art Nouveau que caracteriza al conjunto.